No conozco a la señora Pearl S. Buck. Pero según la contraportada, va sobre un montón de tías encerradas en el mismo sitio, la rara cultura china, una concubina, combates de reglas y la víspera de la Segunda Guerra Mundial. Esto hay que leerlo.
Oh, y hay una peli. Habrá que echarle un vistazo cuando la termine.
LA HISTORIA
Madame Wu se ha hecho mayor. Es decir, acaba de cumplir 40 años. La casa entera decide celebrar su cumpleaños por todo lo alto. La primera visita que recibe, aparte de la de su criada (que la viste y todo eso) y la de su mejor amiga, la sra. Kang, es la de la Pequeña Hermana, una monja que se pasa la vida intentando convertir a la gente. Sí, imagínate la versión china de los Testigos de Jehová.
La versión occidental de Madame Wu y Ying. Excepto que Ying es una borde |
Tras un guateque que avergonzaría a las bacanales romanas (pero con estilo, porque esta es una casa de bien, aunque la gente pote por comer demasiado), Madame Wu se reúne con su hijo y heredero, Liangmo. En ese momento, le cuenta que ha decidido buscarle una concubina a su esposo, el señor Wu. Por supuesto, la reacción de la casa, la familia y los criados es la de "¿pero qué coño haces?".
Y nosotros también nos hemos quedado igual, porque por un lado está el hecho de que pese a la misoginia, al sistema patriarcal, la cultura china más rancia tradicional y todo eso, está clarísimo que Madame Wu es la que lleva los pantalones, la que maneja todo, la que se niega a dar un paso atrás en la gestión ante sus herederos, su palabra es ley y encima es súper guapa, súper inteligente y súper pro. El Padrino en versión amable.
El señor Wu al principio pone un poco de resistencia, pero al final acepta la idea de su esposa. Como para no aceptarla, chochete nuevo, más joven y bonito. Madame Wu abandona la habitación y se traslada a otra propia. Madame Wu se reúne con varios parientes más, comentando la idea de que no es justo que las mujeres se pudran a los cuarenta y los hombres sigan vigorosos como el primer día. Y es por fin que nos enteramos del motivo de su decisión: no quiere más críos siendo tan vieja y, además, está un poquito aburrida del señor Wu y su rutina. Con la excusa de la contemplación, mejorar su mente y expandir sus horizontes, tiene intención de encasquetarle las tareas conyugales a la concubina para hacer cosas que no ha hecho nunca antes y explorarse a sí misma como mujer. Vamos, que ha cumplido con su papel social y está harta.
El párrafo anterior, por supuesto, dicho con palabras más bonitas y elegantes.
Su primer paso es contratar con Liu Ma, una alcahueta profesional. Una vez acordado el asunto, se cuela en la biblioteca a leer "libros prohibidos", después de 24 años de sequía. ¿En serio, chata, has tardado tanto en querer abrir tu mente? Ughhhhh. Sobra decir que Madame Wu está encantada de la vida porque oh, shock, le gusta leer y aprender esas cosas. Al tiempo, recuerda una conversación que tuvo con su suegro, el Viejo Caballero, en sus días previos al matrimonio. La conversación es la versión resumida de "mi niño es más tonto que una piedra, pero quiero que tú seas el cerebro y que no te lleves ningún mérito".
Referencia obligatoria a Mulan |
Liu Ma le trae a la casa a una campesina huérfana que, por no tener, no tiene ni nombre. A Madame Wu le gusta la chavala y se la queda, regalándole el nombre de Ch'iuming, "otoño luminoso". Ella será la luz que ilumine el otoño del señor Wu.
Mientras prepara a Ch'iuming para meterla en la cama del señor Wu (como también tiene horchata en las venas, Ch'iuming dice que sí a todo), Madame Wu acuerda con la señora Kang la boda de su tercer hijo con su hija Linyi. ¿Seguro que quieres meter al cani de tu hijo con la fantasía sexual de tu marido? Detalles. Juntas deciden que para que le guste a Linyi, que es una chica moderna, Fengmo debe ser moderno también. Y no hay nada más moderno que aprender un lengua extranjera.
El elegido resulta ser el hermano André, un señor súper alto, súper masculino y súper poderoso (a juicio de Madame Wu, que es verlo y mojar las bragas de seda) que es uno de esos sacerdotes misioneros que tanto pululaban por ahí. El hermano empieza a darle clases a Fengmo, que ya está más que dispuesto para casarse con Linyi. Vamos, lo que pasa con todos los adolescentes, diles que no hagan algo y al nene le falta tiempo para cortejar a Linyi.
Por su parte, Ch'iuming se ha integrado de forma total en las dinámicas de la casa. Se queda preñada y a Madame Wu le entran celos, pero se recompone porque, al fin y al cabo, era para eso para lo que la ha traído a la casa. También, porque tras su conversación con el señor Wu (el tío está súper orgulloso de ser tan macho), comprende y acepta que nunca ha amado verdaderamente al señor Wu. Entre esto y las chispas que saltaron con el hermano André, se ve venir un romance a lo Titanic.
Todo esto queda un poco en segundo plano por la muerte de la Vieja Dama (que incluye un exorcismo XD) y la boda de Fengmo y Linyi. La armonía se empieza a romper: Fengmo y Linyi no se aguantan, Rulan y Tsemo tampoco, y la solución es separarlos a todos. Tsemo se larga al extranjero (¿qué coño es eso? Porque llaman Shanghai "extranjero". Creo que este es un país anglosajón). Lo que tienen los matrimonios de conveniencia. También Madame Wu tiene una especie de viaje astral (creo que fue alguna clase de embolia cerebral) y descubre las maravillas del universo.
Sí, yo también me quedé así. La verdad es que parece que se metió un chute de algo.
Posteriormente, Madame Wu descubre que el señor Wu se vade putas a las casas de flores. Vaya con el tipo, y parecía una mosquita muerta. ¿No tienes bastante con la esposa y la concubina, majo?
La señora Kang se pone de parto y Madame Wu, como es una mujer con los ovarios cuadrados, mete las manos en el chirri de su amiga y saca el bebé muerto. A su regreso, se dedica a enseñar a Linyi y Rulan cómo ser buenas esposas. La verdad es que no paro de preguntarme a qué se dedican estas señoras ricas. Porque tampoco hacen lo que hacen el resto de mujeres, oséase, limpiar y criar hijos. ¿A darse paseos por el patio?
Madame Wu mete finalmente en la casa a Jasmine, la puta jovencísima preñada de la que el señor Wu está enamorado, pero enamorado de verdad. La Madame la instruye también a ser una esposa. Y todo es arcoiris y unicornios.
Ahora estoy más que segura que se chuta algo. Será la pipa del señor Wu, que esparce magia por la casa, porque si no, no me lo explico.
La desgracia llega de la mano de la Banda Verde, una especie de mafia local. Matan al padre André. Madame Wu está destrozada y se da cuenta de que estaba enamorada del padre André. Se repone (algo así. Empieza a tener visiones celestiales de André que le indican qué hacer) y decide hacerse cargo de las niñas huérfanas de André. Se las lleva a casa y decide cuidar de ellas y educarlas.
Las cosas se tranquilizan un tiempo, y Tsemo regresa a casa... para marcharse y morir a las pocas horas en un accidente de avión. Coño, qué telenovelero ha sido esto. Pero como de todas las tragedias sale algo bueno, Rulan y Ch'iuming se hacen amigas. Por otro lado, Madame Wu ya no es tan amiga de la señora Kang, porque es más tonta y pobre que ella.
Pasan los años. Yenmo se va a vivir al campo, el señor Wu se ha vuelto fofo e idiota, su nueva esposa está contenta, la Pequeña Hermana Hsia y la señora Kang han muerto (puede que por obesidad mórbida), Fengmo regresa del extranjero y le cuenta a su madre que ha tenido un rollo con una yanki, pero que ha vuelto y el deber es el deber. Llega la idea providencial: Fengmo, Linyi, Rulan la viuda y Ch'iuming se van al pueblo a crear escuelas y a educar a esos pobres paletos analfabetos. Tsemo se cabrea porque está alterando el status quo y los campesinos ya no pueden ser estafados (pone la excusa de que los administradores se quedan sin trabajo, o algo así), pero como que nos da igual, esa es la excusa que da. La cosa se arregla cuando llegan a un acuerdo: Fengmo seguirá con sus escuelas pero no enseñará a los mayores de 40.
Madame Wu sigue teniendo visiones de André, que ahora viene con Technicolor incorporado y sonido Dolby Surround, porque le cuenta cosas como que viene de Venecia. Finalmente, en la casa se presentan dos personas muy importantes: el sobrino de André y la madre de Ch'iuming a recogerla. La abandonó porque era la 3º hija que teníay los chinos son monstruos crueles y sin alma que abandonan niñas, y la opción que tenía era matarla, pero ella y su marido querían ser mejores que los chinos normales se arrepienten. Se produce un reencuentro lacrimógeno y Madame Wu piensa que André seguirá vivo en su recuerdo eternamente.
El elegido resulta ser el hermano André, un señor súper alto, súper masculino y súper poderoso (a juicio de Madame Wu, que es verlo y mojar las bragas de seda) que es uno de esos sacerdotes misioneros que tanto pululaban por ahí. El hermano empieza a darle clases a Fengmo, que ya está más que dispuesto para casarse con Linyi. Vamos, lo que pasa con todos los adolescentes, diles que no hagan algo y al nene le falta tiempo para cortejar a Linyi.
Por su parte, Ch'iuming se ha integrado de forma total en las dinámicas de la casa. Se queda preñada y a Madame Wu le entran celos, pero se recompone porque, al fin y al cabo, era para eso para lo que la ha traído a la casa. También, porque tras su conversación con el señor Wu (el tío está súper orgulloso de ser tan macho), comprende y acepta que nunca ha amado verdaderamente al señor Wu. Entre esto y las chispas que saltaron con el hermano André, se ve venir un romance a lo Titanic.
Todo esto queda un poco en segundo plano por la muerte de la Vieja Dama (que incluye un exorcismo XD) y la boda de Fengmo y Linyi. La armonía se empieza a romper: Fengmo y Linyi no se aguantan, Rulan y Tsemo tampoco, y la solución es separarlos a todos. Tsemo se larga al extranjero (¿qué coño es eso? Porque llaman Shanghai "extranjero". Creo que este es un país anglosajón). Lo que tienen los matrimonios de conveniencia. También Madame Wu tiene una especie de viaje astral (creo que fue alguna clase de embolia cerebral) y descubre las maravillas del universo.
Viaje astral de Madame Wu |
Posteriormente, Madame Wu descubre que el señor Wu se va
La señora Kang se pone de parto y Madame Wu, como es una mujer con los ovarios cuadrados, mete las manos en el chirri de su amiga y saca el bebé muerto. A su regreso, se dedica a enseñar a Linyi y Rulan cómo ser buenas esposas. La verdad es que no paro de preguntarme a qué se dedican estas señoras ricas. Porque tampoco hacen lo que hacen el resto de mujeres, oséase, limpiar y criar hijos. ¿A darse paseos por el patio?
Madame Wu mete finalmente en la casa a Jasmine, la puta jovencísima preñada de la que el señor Wu está enamorado, pero enamorado de verdad. La Madame la instruye también a ser una esposa. Y todo es arcoiris y unicornios.
Ahora estoy más que segura que se chuta algo. Será la pipa del señor Wu, que esparce magia por la casa, porque si no, no me lo explico.
La desgracia llega de la mano de la Banda Verde, una especie de mafia local. Matan al padre André. Madame Wu está destrozada y se da cuenta de que estaba enamorada del padre André. Se repone (algo así. Empieza a tener visiones celestiales de André que le indican qué hacer) y decide hacerse cargo de las niñas huérfanas de André. Se las lleva a casa y decide cuidar de ellas y educarlas.
Mola tener varios km de casa y la pasta saliéndote de las orejas |
Las cosas se tranquilizan un tiempo, y Tsemo regresa a casa... para marcharse y morir a las pocas horas en un accidente de avión. Coño, qué telenovelero ha sido esto. Pero como de todas las tragedias sale algo bueno, Rulan y Ch'iuming se hacen amigas. Por otro lado, Madame Wu ya no es tan amiga de la señora Kang, porque es más tonta y pobre que ella.
Pasan los años. Yenmo se va a vivir al campo, el señor Wu se ha vuelto fofo e idiota, su nueva esposa está contenta, la Pequeña Hermana Hsia y la señora Kang han muerto (puede que por obesidad mórbida), Fengmo regresa del extranjero y le cuenta a su madre que ha tenido un rollo con una yanki, pero que ha vuelto y el deber es el deber. Llega la idea providencial: Fengmo, Linyi, Rulan la viuda y Ch'iuming se van al pueblo a crear escuelas y a educar a esos pobres paletos analfabetos. Tsemo se cabrea porque está alterando el status quo y los campesinos ya no pueden ser estafados (pone la excusa de que los administradores se quedan sin trabajo, o algo así), pero como que nos da igual, esa es la excusa que da. La cosa se arregla cuando llegan a un acuerdo: Fengmo seguirá con sus escuelas pero no enseñará a los mayores de 40.
Madame Wu sigue teniendo visiones de André, que ahora viene con Technicolor incorporado y sonido Dolby Surround, porque le cuenta cosas como que viene de Venecia. Finalmente, en la casa se presentan dos personas muy importantes: el sobrino de André y la madre de Ch'iuming a recogerla. La abandonó porque era la 3º hija que tenía
PERSONAJES
Ailien Wu. Como una diosa inalcanzable y omnipresente, se dedica a gobernar la casa. Motivaciones cuanto menos, curiosas.
El señor Wu. Esposo de la anterior, niño de mamá, con horchata en las venas y bastante cortito.
La Vieja Dama. Abuela de la casa, madre del señor Wu. No estoy segura de si está en sus cabales o si aprovecha su condición de vieja para hacer lo que le sale del higo.
Meichen Kang. La mejor amiga de Madame Wu. Parece una de estas cuñadas mezclada con esas señoras que toman el fresco en tumbonas de playa en mitad de la calle.
Pequeña Hermana Hsia. Una guiri monja. Una niñata cuarentona solterona tan cerrada de mente y obtusa como los de Hazte Oír.
Liangmo. Hijo mayor y heredero. Un niño de mamá en toda regla que ha salido totalmente a su padre.
Meng. Esposa de Liangmo. Su único objetivo en la vida es parir y hacer feliz a Liangmo. Tiene la personalidad y profundidad de una persiana.
Tsemo. El segundo hijo del matrimonio Wu. Se fue a estudiar fuera, así que tiene menos horchata en las venas. Muere de forma totalmente inesperada.
Rulan. Esposa de Tsemo. Moderna, seguidora del incipiente comunismo, dice lo que piensa y en general, no te hace sentir estancada en el pasado. Rehace su vida de forma muy satisfactoria tras la viudedad.
Fengmo. El tercer hijo y el menos querido. Es el niño malo de la casa y sabe que su madre pasa bastante de él.
Yenmo. El cuarto hijo. Es un crío que le gusta vivir en el campo. Hace su sueño realidad y se convierte en campesino. Estos ricos son raros.
Linyi. Hija de la señora Kang, la animadora de la casa. El señor Wu se la quiere zumbar, se nota a leguas.
Liu Ma. Vieja y ex prostituta en sus años mozos, se dedica a vender carne esposas por catálogo y encargo a las familias pudientes. Es un hacha y me sorprende que todavía no se haya forrado.
Ch'iuming. La concubina dulce y virtuosa. Siguiendo totalmente el ejemplo de Cenicienta, la encontraron abandonada en una muralla, envuelta en sedas bastante caras. Una campesina se la quedó, con el objetivo de criarla para que se convirtiera en la esposa de su hijo. El hijo muere, la campesina se harta y vende a la niña a Liu Ma, que la lleva con Madame Wu.
Hermano André. Culto, multilingüe, de pasado misterioso y explorador, la tensión sexual con Madame Wu salta de inmediato, pese a que comparten muy pocas escenas.
Hermano André. Culto, multilingüe, de pasado misterioso y explorador, la tensión sexual con Madame Wu salta de inmediato, pese a que comparten muy pocas escenas.
PROS
- Un vistazo fascinante a la cultura feudal china, en tiempos precomunistas.
- Mujeres apañándoselas en un sistema heteropatriarcal increíblemente inflexible. Y sin llamarse zorras las unas a las otras o empuñando espadas.
- Un plantel amplísimo de personajes muy bien definidos.
- Esos detalles rarunos de los chinos que gustan descubrir, página tras página.
- Al ser una cultura y unos valores tan diferentes a los nuestros, no tienes ni la menor idea de cómo acabará esto.
- Gracias al Cielo, Madame Wu y el padre André no se enrollan.
CONTRAS
- Qué cultura más seca tienen los chinos. Los criados son muebles, los hijos propiedades de sus padres, la gente rica es venerada por la gente pobre, la gente pobre se compra como quien se compra una lámpara del Ikea y todos están de acuerdo y felices con este sistema. Qué soplo de aire fresco es Rulan, que presenta la modernidad.
- Es tan extranjero que te cuesta empatizar un poco con los personajes. Con algunos no llegas a hacerlo, aunque te pique la curiosidad saber cómo acaban.
- Este libro sacará la vena feminazi (sí, por si no tenéis neuronas y no pilláis que el feminismo no es el contrario del machismo, sino las hembristas, y feminazi es hembrista) que llevas dentro. Te entran ganas de aparezca el partido comunista y mate con sus ideas revolucionarias a todos, hombres, mujeres, y sistema antiguo. Repito, el comunismo queda bien. Se recomienda fervientemente tomarse una tila antes de empezar a leer. Vas a leer violencia estructural contra las mujeres en todas las formas habidas y por haber, y sumisión y resignación femenina por todos lados, así como creencias estúpidas, """medicina""" sin fundamentos científicos, mitos y doctrinas, horóscopos y todas esas mierdas de la ola New Age.
- Los problemas de la casa son un poco como los de Downton Abbey: se monta un lío de la hostia por cosas como que la esposa sea un par de años más vieja que el marido o que alguien se sienta en la silla que no le corresponde.
- Me corta un poco el rollo la Madame Wu esta. Es que es taaaaan perfecta y sabia y al mismo tiempo comete unos errores taaaaaan estúpidos...
- Ese rollo de André el fantasmita con Madame Wu da un poco de mal rollo. Tú, que has sido tan independiente... ¿ahora necesitas un tío para consultarle cualquier chorrada? ¬¬
- Me fastidia que Rulan y Ch'iuming no se enrollaran. Aquí pegaba una relación lésbica. Cuánto potencial desperdiciado.
- El final. Demasiado rápido, absurdo, abierto y telenovelero al mismo tiempo.
Nota final: 6